lunes, 18 de febrero de 2019

4. Las intermitencias de Eclesio, última función en el teatro renacentista antes de que la compañía se traslade a la próxima ciudad.

Variante 4 Los contratiempos de Eclesia, última función en el teatro renacentista antes de que la compañía se traslade a la próxima ciudad.

Sabes Santiago, tengo como pereza de subirme al bus, parece que lloverá en la noche, mejor vamos al teatro que queda a 3 cuadras, ¿Te parece? Dice Alejandra.

-Como tú quieras, quiero- Responde Santiago.

Van caminando, entran al teatro renacentista, en un letrero dice función de la noche, “Los contratiempos de Eclesio”  por el Director y guionista… quien interpretará a Eclesio.
-Tiene un nombre extraño, no te parece Aleja- Dice Santiago.

Totalmente de acuerdo, ¿no te parece algo egocéntrico, que sea el Director, Guionista, coreógrafo, Director músical y aparte el actor principal?, pregunta Alejandra.

Santiago se ríe y dice, deberá tener mucha experiencia y es un hombre versátil.

El  telón se abre en el teatro renacentista y los actores salen al escenario, Eclesio aparece en la primera escena, mira al público, sonríe, se toca la barba, se arregla la corona de flores y su vestuario griego clásico. Levanta el báculo con su mano izquierda, mientras con la derecha levanta una copa de vino y propone un brindis en honor de la mortalidad de los humanos.

— Pobres mortales, ustedes siempre corriendo ante las intermitencias del tiempo; mientras yo, imperecedero, inmortal, condenado a ver la tierra hasta el ocaso de los tiempos, hasta la desaparición de los de su especie, hasta el olvido de los antiguos dioses de antaño—.
Su participación en la obra concluye.  Eclesio, hermano de Baco ha terminado su trabajo mal remunerado durante este siglo, cambia su vestuario clásico, se quita la corona de flores y se disfraza de un cotidiano mortal, se pone chaqueta, zapatos  y como un hombre más, se ajusta el reloj y se dispone a salir a la calle.

Se apagan las luces por un momento, se escucha un cambio de música, pasan 60 segundos, y se prenden nuevamente las luces, el escenario ha cambiado, continua la escena mientras Gregorio continua narrando su propia obra.

Va camino a su humilde morada, ya los dioses y héroes de antaño han sido desterrados del olimpo al mundo de los mortales, al estos haber olvidado las plegarias,  y sacrificios de antaño. Eclesio recuerda aquellos tiempos en que era conmemorado, gira a la izquierda en una cuadra oscura para acortar camino hasta su casa, y se escucha un grito de agonía, seguido de muchas voces.

Se apagan las luces, 10 segundos, y una mujer vestida de blanco, con sangre en su vestido aparece en la escena.

— ¡Ayúdenlo por favor! — Grita una mujer angustiada, ese hombre acaba de ser apuñalado, lo iban a  intentar robar y opuso resistencia.
Continua la narración… 

Eclesio se encuentra en este momento tendido en el piso, sangrado en el abdomen, cada vez más frio y más distante de sí mismo, ¿Acaso será esto la muerte se pregunta? Mientras observa como su sangre hace un charco enorme en el suelo, siente sed, mucha sed y como el corazón se le acelera, escucha cada vez más y más fuerte como late, y ve como la mujer que grito llega a intentar auxiliarlo.

Se apagan las luces nuevamente, una luz tenue señala al moribundo Eclesio, mientras se ve en el escenario como bajan unas representaciones con luz opaca de unas estructuras griegas antiguas.

Cierra los ojos un momento, parpadea y puede ver la entrada del olimpo, abre los ojos nuevamente después del llamado de la mujer, los cierra otra vez y el olimpo se ve destruido, sin su luz característica, con las puertas cerradas, se escuchan aullidos de lobos y muchos aleteos de palomas cerca del callejón oscuro.

Sonido de fondo… La voz del narrador continua 

Abre nuevamente los ojos y su visión ya está muy opaca, cree que morirá y compartirá el destino de los mortales, siendo el así un inmortal, imperecedero.
Así concluye la actuación de Eclesio, el hombre, el dios, la leyenda y la obra,  asesinado por un puñal con punta de madera.

Se apagan nuevamente las luces, y sucede otro cambio de escenario.

El pueblo llora la muerte del actor, realizan oraciones por su alma, dejan flores en su tumba, no realizan la ceremonia griega tradicional para el paso al inframundo, ni dejan monedas sobre sus ojos, no es cremado en una pila de madera, el pueblo considera que nadie merece dichos caprichos, el mundo olvida el asunto.

Ocurre un cambio de narrador,  se apagan las luces, y el escenario vuelve a ser el inicial.
El  telón se abre en el teatro renacentista y los actores salen al escenario, Eclesio aparece en la primera escena, mira al público, sonríe, se toca la barba, se arregla la corona de flores y su vestuario griego clásico, levanta el báculo con su mano derecha, mientras con la izquierda levanta una copa de vino y propone un brindis en honor de la mortalidad de los humanos y reza una plegaria en un idioma de antaño.

La obra debe continuar.

Salen de la obra de una hora de duración, -Me ha gustado bastante –Dice Santiago, ¿y a vos?

-También-Dice Alejandra, pero algo me deja intranquila, se ríe, el tiene demasiada presencia en ese escenario, piensa en lo absurdo, ¿será que el Eclesio?, solo existe una manera de saberlo… Vamos a preguntarle al salir, dicen los dos al unísono, se ríen, por eso están juntos, son cómplices en sus aventuras. 

Sale Gregorio, vestido como un mortal más, y se encuentra en el pasillo a una pareja joven, los saluda, y pregunta ¿Les puedo ayudar en algo?

Ellos responden emocionados que sí a su pregunta.

Salen los 3, 2 mortales y un inmortal entre ellos o al menos eso piensan, van los 3 a tomar cerveza y hablar de la existencia, pasa una hora, dos horas, tres horas, y varias cervezas encima, han logrado conocer algo a Gregorio y se despide con algo de tristeza, les dice que serán sus amigos en la Ciudad de Cienago en su próxima venida.

¿Proxima venida?, eso sono extraño dice Santiago, bueno aunque esta era la ultima noche que estaría aquí, difícil la vida del artista se dicen, viajar por todos lados sin rumbo fijo, buscando oportunidades para actuar, sin apegarse tanto a un lugar.

Pasan 10 minutos y el taxi no aparece, se desesperan y caminan hasta un centro comercial cerca para pedir el taxi, empieza a llover y tienen que pasar por un pasillo oscuro, van caminando y ven a un hombre en el suelo pedir ayuda, se acercan es Gregorio, lo han intentado robar pero opuso resistencia, tal cual como en su obra de los contratiempos de Eclesio, se ve con mala pinta, ha perdido mucha sangre, lo ayudan a levantarse,  suben en un taxi hasta el hospital.

Gregorio les dice, ustedes han sido buenos conmigo, serán recompensados cuando nos volvamos a encontrar, se queda en silencio por un momento. Los médicos apartan a Santiago y Alejandra del lado de Gregorio, lo pasan a una sala especial, la incertidumbre del momento, las intermitencias de la vida luchando por persistir.

15 minutos después sale un medico joven, de cabello canoso, gafas oscuras, cubierto de sangre, Lo siento mucho, hicimos todo lo posible, pero no pudimos salvar su vida.
Él despertó en un momento y me dijo que quería que ustedes tuvieran esto, y les entrego un reloj con unos grabados en un idioma de antaño. 

Santiago y Alejandra,salen muy tristes del hospital  por la pérdida de su nuevo y bohemio amigo. Santiago manda la foto del grabado en el reloj de bolsillo  a su padre, profesor de literatura y traductor y le responde que justamente estaba leyendo una leyenda sobre un reloj de bolsillo con el mismo grabado, cuya traducción era “ Que nos volvamos a encontrar”.

Santiago y Alejandra se despiden, el taxi la deja en casa, Santiago sigue a casa con dolor de cabeza y una incertidumbre gigante en su cabeza ¿Si lo hubiéramos acompañado, él seguiría con vida?, se quita las gafas se acuesta esperando que Morfeo lo visite para disminuir su sensación de culpa.

Se repite el ritual son las 12, la 1am, las 2 am, las 3am cuando finalmente lo visita Morfeo, Morfeo, MRE, REM…Santiago se encuentra dormido profundamente.

Su respiración se acelera por un momento, siente y escucha palpitar a su corazón, quiere pararse y tratar de defenderse de aquello que lo viene persiguiendo desde el plácido mundo de los sueños, pero no lo logra, siente que algo se acerca, cada vez más y más, trata de escapar, pero no lo logra, ya está, acaba de suceder. 

Hemos sido atrapados le dice una sombra en su sueño, siente una sensación muy extraña, un frio que inicia en el cuello y termina en la parte inferior de la espalda, siente un ligero empujón, y despierta.

Por un momento usted piensa que  con la transición entre el sueño y la vigilia ha logrado escapar de las garras de aquello que lo perseguía en sueños, trata de cambiar de posición en la cama para continuar con las horas de sueño que faltan, pero no puede moverse, trata de pedir ayuda con su voz, gritando, pero no se escucha nada, solo puede mover los ojos.
Empieza a sentirse algo angustiado, y el miedo va creciendo cada segundo más, siente una presión extraña sobre el pecho, algo que le impide respirar adecuadamente, y su miedo sigue creciendo cada vez más, aquello que está en la misma habitación observándolo, puede sentir su miedo.

Mira a la puerta de la habitación, y allí finalmente se revelan los mismos ojos rojos intensos que vio el hombre de la maleta roja, han visto a Santiago y él los ha visto también, intenta gritar y levantarse no lo logra, recuerda algo que leyó en internet  e intenta mover la punta de los dedos de las manos y pies, respira profundamente y trata de mover el cuello, a medida que va recuperando el movimiento de su cuerpo el ente se va desvaneciendo, antes de desaparecer completamente le dice a Santiago Shhh, y los ojos de fuego, se desvanecen en cenizas.

Respira profundo, y recuerda una frase, “Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti.”

- Nietzsche, Más allá del bien y del mal,1886

Santiago intenta volver a dormir, sin previamente haber cambiado de posición, grande error, pasan 3 minutos, escucha la alarma, piensa ya son las 6 a.m. es hora de despertar, mira un reloj que tiene en la pared, son las 3:03 a.m. no se puede mover, ve unos ojos rojos al fondo de la pared acercándose, antes de que se acerque el demonio de los ojos rojos, es espantado por Eclesio, Gregorio, quien le dice en sueños, amigo mío siempre pasa lo mismo es el precio a pagar por la inmortalidad, nos volveremos a encontrar cuando sea tu hora.


Santiago despierta de la pesadilla, y vuelve a intentar dormir.

Continuar en página  XX, punto de convergencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario